El papelón del intendente Carlos Fernández en el conflicto con los tareferos de Oberá
Y una mañana, Carlos Fernández chocó de cara contra la dura realidad de los tareferos de Oberá. “Para colmo, llegó retobado y quiso atropellar a los compañeros en el portón. Pero le frenamos y le dijimos que nadie entra a la Municipalidad si no escuchan nuestros reclamos”, comentó Sandra Vera, referente de los autoconvocados.
Durante toda la jornada, los peones rurales mantuvieron bloqueados los accesos a la Municipalidad ya que el intendente Fernández se mostró inflexible ante el petitorio de los manifestantes.
El reclamo se basó en tres ejes: puestos de trabajo para las mujeres con hijos, kits escolares y un subsidio de 4000 pesos para la interzafra. Además solicitaron combustible para movilizar la protesta a Posadas y asistencia alimentaria.
Pero el jefe comunal obereño no cedió en nada, al menos hasta entrada la noche. En el medio, los tareferos cortaron las calles, quemaron gomas e instalaron carpas en frente a la Municipalidad.
Viendo que a Fernández el tema se le fue de las manos, el ministro del Agro lo convocó a la capital provincial a una reunión urgente para tratar el tema y le habría recriminado su falta de tacto para abordar el conflicto, al punto que a última hora de la jornada el intendente tuvo que ceder en casi todos los puntos del reclamo tarefero.
Fernández estiró demasiado la soga, quiso jugar al patrón de estancia y perdió feo. Así, tras una tarde ajetreada, funcionarios de primera línea se tuvieron que arremangar las camisitas de marca para armar kits escolares que repartieron más tarde.
También entregaron mercadería y hasta combustible, siendo que horas antes el alcalde había dicho que no iba a entregar combustible porque eso “sería trasladar el conflicto a otra parte”. Ahora, los tareferos anticiparon que se movilizarán hacia la rotonda de Santa Ana para presionar por el subsidio.
Tantas idas y vueltas no cayeron para nada bien en el gobierno. El desgaste, la repercusión mediática y el enfrentamiento que terminó siendo estéril, puesto que al final tuvieron que ceder ante el pedido de los trabajadores.
La Policía, una vez más, quedó expuesta a una serie de reproches, mientras que los asesores de Fernández hicieron un papelón. Quedó explicitado que el intendente está rodeado de pura gurisada con título, pero sin calle, que desconocen cómo se trata a los humildes. Algún imbécil hasta filmó a los manifestantes en un intento por amedrentarlos.
“Guaú que antes de las elecciones Fernández fue al barrio con la Policía para buscar los votos. Que deje de presionarnos con la Policía porque a esta altura no tenemos miedo de dejar el cuero en la lucha”, remarcó la referente María Núñez.
En el colmo del desplante, el jefe comunal ni siquiera cumplió con el almuerzo que prometió para la gente, entre ellos muchos niños que acompañaron a sus madres. Ni de pichado se hace eso, no se le miente a los pobre con la comida, aunque para algunos la mentira es un método.
No hay comentarios.: