Los misteriosos vuelos de Cristóbal López a Oberá y la supuesta bóveda en la chacra de Ingrid Grudke


Dirigentes del Aeroclub Oberá lo definen con un tipo arrogante, que llega y no saluda y que trata a todo el mundo como a si fueran sus empleados. "Argel", como se dice en Misiones, fue el término elegido para graficar el mal carácter de Cristóbal López, el multimillonario investigado por la Justicia por defraudación al estado y pareja de la modelo Ingrid Grudke.

El Learjet 45 de López aterriza muy de seguido en la pista local, donde dispone de custodia privada que supervisa los movimientos de todas las personas y vehículos que llegan al lugar.

“El tipo llega y no saluda. Es un maleducado, argel para rato”, graficó un integrante de la comisión directiva del Aeroclub. 

En más de una ocasión, sus guardaespaldas bajaron grandes bolsos del avión y los ubicaron en la camioneta del empresario, en la cual se moviliza cada vez que llega a la ciudad.

Si bien los padres de Grudke residen en Oberá, la familia cuenta con una chacra en la localidad de Los Helechos, donde vecinos de la zona aseguraron que se realizaron importante mejoras edilicias y se habría construido una bóveda. 

La obra habría sido realizada por trabajadores locales, quienes hicieron trascender detalles de la supuesta bóveda, estrategia de seguridad muy utilizada por funcionarios y empresarios K.

Lo cierto es que más allá del rumor, el Learjet de Cristóbal López utiliza la pista de Oberá muy seguido y al hombre se lo nota nervioso y malhumorado, tal vez a consecuencia de la causa judicial que lo apremia.

La pregunta es: ¿lo traerá su amor a la modelo u otros intereses que necesita supervisar en persona, tan lejos de sus oficinas y negocios en Buenos Aires, en medio del monte y sin las comodidades a las que está acostumbrado?

La megaevasión 

Tanto López como su socio Fabián De Sousa están bajo la lupa de la Justicia por la presunta retención indebida de lo recaudado por Oil Combustibles por el impuesto a la transferencia de combustibles líquidos.

La deuda, que llegó a 8.000 millones de pesos, se generó durante los gobiernos de Cristina Kirchner y la principal sospecha recayó sobre los popes del Grupo Indalo, que financiaron la expansión de su conglomerado de compañías con los fondos que le correspondían a la AFIP.




(Imagen ilustrativa)

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