Victoria Aguirre, el juicio y el extremismo de género que lucra con la tragedia de Selene


Jueves 29 de enero del 2015, 5.45: Victoria Aguirre llegó a la guardia del Hospital Samic con su hija Selene Aylén Aguirre en brazos. Primero dijo que la pequeña se cayó del changuito, pero después cambió la versión y afirmó que se le cayó una computadora en la cabeza. Los médicos confirmaron que la criatura estaba sin vida. Observaron una herida cortante en la cabeza y hematomas de larga y reciente data. También quemaduras. La madre entró en contradicciones y quedó detenida. Ese mismo día capturaron a Rolando Lovera, quien era concubino de Aguirre. Desde entonces ambos están presos, ya que el expediente judicial los incrimina.

Miércoles 28 de junio de 2017, 10: Un hombre de unos 70 años caminaba por la vereda del Tribunal Penal Uno de Oberá -donde un rato antes comenzó el juicio- y observó a un grupo de mujeres con pancartas que pedían la absolución de Victoria Aguirre. Se detuvo, hizo un par de preguntas, opinó diferente y una de las manifestantes lo increpó. Enseguida las otras se sumaron a la estampida de insultos contra el hombre mayor. Él dio un paso para atrás, esbozó una sonrisa y replicó: “Ustedes sí pueden insultar, pero cuando uno les dice algo no les gusta… manga de conchudas”. En eso intercedió un policía que custodiaba el acceso al Tribunal y el hombre se fue, cruzando insultos con las mujeres que lo tildaron de “machista” y “misógino”, entre otras serias acusaciones.

Es que operan así: el que piensa diferente es su enemigo y merece todo tipo de agravio. El mismo ataque verbal padecieron jueces, la fiscal y periodistas (incluida una cronista) que cubrieron las primeras jornadas del debate oral y público por el homicidio de Selene, como también familiares y allegados a Lovera, el otro acusado. Todo motorizado por asociaciones de género y partidos políticos que hacen proselitismo con la desgracia ajena. 

Por las pruebas que constan en el expediente (fruto del trabajo de la Policía, la Justicia de Instrucción, médicos y peritos), Victoria Aguirre y Rolando Lovera están presos desde hace dos años y medio. En tanto, en el juicio se exponen todos los elementos recogidos en la instrucción y se escucha en vivo a los testigos, garantía del Estado a todos los imputados. Además, tampoco se debe soslayar que preside el Tribunal la jueza Lilia Avendaño y que la fiscal es Estela Salguero, ambas mujeres.

Pero nada de lo expuesto alcanza para las feministas extremas que reclaman la absolución de Aguirre con un argumento subjetivo y arbitrario: dicen que la acusada no pudo pedir auxilio para ella y su hija porque su ex literalmente manejaba su mente y la sometía de todo tipo de abusos. Con esta hipótesis sostienen la defensa a rajatabla de la imputada. Y con esa versión, el 28 de junio pasado, Victoria Aguirre enfrentó a los jueces y lloró durante una hora y media. ¿Lloró? Al menos hizo como si llorara, ya que los registros fílmicos corroboran que no derramó una sola lágrima.

En líneas generales, relató: 1) que su infierno comenzó el 21 de enero del 2015, cuando se mudó con Lovera, apenas ocho días antes del asesinato de Selene. Ocho días, según ella, donde el acusado la convirtió en su esclava. La golpeaba y violaba sistemáticamente. También agredía a la Selene hasta hacerla sangrar, aunque ella no hizo nada para detenerlo. 2) durante esos ocho días no pudo pedir auxilio ni escaparse. 3) el sujeto la movilizaba en un coche cuyas puertas y ventanas no se abrían desde adentro. 4) la tenía encerrada en el departamento que alquilaban, donde no se cruzaban con ningún vecino. 5) la llevaba con él a la arenera donde trabajaba como sereno. 6) que en uno de esos días Lovera la llevó a un almacén de Tres Esquinas, ella se bajó con él y le pidió auxilio a un amigo de su papá. Pero el hombre no le hizo caso. 7) que el 27 de enero llevó a Selene a una consulta en el hospital por una herida en la mano y tampoco pudo pedir ayuda porque su ex tenía un cuchillo y la amenazaba. 8) tampoco pudo avisar a su familia lo que estaba sucediendo. 9) según Aguirre, Lovera decía que recibía órdenes en “un humo negro” y una “lámpara con forma de patito”. 10) su ex la hacía posar y tomarse selfies con la intención de despistar a su familia.

En tanto, si bien sólo se desarrollaron dos jornadas del debate y el juicio quedó suspendido porque la defensa de Aguirre solicitó el apartamiento del Tribunal, con la declaración de los primeros testigos la coartada de la mujer comenzó a desmoronarse. Un dato no menor: en su declaración Aguirre afirmó que su ex la sometía a golpes, pero al ser detenida, el médico constató que no presentaba lesión alguna. 

Testigos claves 

La pediatra Cristina Raquel Schiefelbein fue concluyente. Recordó que el 27, además de una herida en la mano, Selene presentaba hematomas no recientes en rostro y piernas. Afirmó que “en la consulta sólo estuvo la madre”, mientras que la pequeña quedó en observación de 8.30 a 11, aproximadamente, lapso en el que Aguirre nunca solicitó ayuda ni explicitó alguna situación de violencia por parte de su concubino. Ante el Tribunal, Schiefelbein fue muy precisa y se mostró segura en sus dichos. Dijo que Lovera se quedó en el pasillo, mientras que Aguirre ingresó con Selene a la consulta. Asimismo, mencionó que ante el estado de la pequeña recomendó su internación, a lo que la madre se opuso. “… vi que presentaba hematomas en el rostro que no parecían ser recientes. Le pregunté (a Aguirre) y me dijo que se había caído del changuito. La lesión en la mano tampoco era reciente. También tenía un hematoma en la pierna. Salí y le avisé al señor (por Lovera) que la nena iba a quedar en observación”, detalló la pediatra. Así, la criatura permaneció en observación por casi tres horas. Luego la doctora discutió con Aguirre, ya que esta se negó a la internación. Tampoco le dio entidad a la versión de Aguirre respecto a que fue intimidada por Lovera, ya que estaban en diferentes espacios físicos, al punto que podría haber pedido auxilio. “Por el lugar donde la atendí, tuvo la posibilidad y el tiempo para contarme si estaba pasando algo. Estábamos solas, su estado era normal y no le encontré nada raro. Tampoco el señor nos veía en el lugar que estábamos ni observé una conducta intimidatoria del señor a la señora y se fueron juntos”, concluyó la testigo.

En cambio, está pendiente la declaración de Juana Dino, vecina de la familia Aguirre, quien en sede policial contó que días antes vio que la pequeña estaba muy golpeada y lloraba cuando su madre la alzaba: “En una oportunidad le hablé a la nena y le pregunté: tu mamá te pega, y ella le miraba fijo a la madre y no quería ir con ella. Yo le pedí que le lleve al hospital a la criatura porque le vi muy mal y muy golpeada. Y el hombre le decía a Victoria que él no tenía nada que ver con lo que ella le hacía a la nena. Cuando yo le alzaba la nena no lloraba, pero le agarraba la madre y ella pegaba unos gritos. Cuando le trajo el viernes ahí sí realmente me asusté. La criatura venía llorando y cuando la miré, tenía un golpe en la cara color negro; en la mano otro golpe. La acosté, le levanté la remera y tenía otro golpe azulado en las costillas y ahí me enojé con Victoria y le dije por qué le golpeaba así tan feo, que si ella la llevaba al médico iba quedar presa por golpear así a su hija. Y ella me negaba todo el tiempo, me ponía de excusa que ella se caía, pero no podía ser porque esa nena no se podía mover sola, ni siquiera podía sentarse sola. El hombre que estaba con ella le dijo que no mienta más y que cuente que ella le había pegado. Ahí ella agachó la cabeza y no dijo nada”, testificó Dino.

Respecto a los argumentos enumerados por Aguirre para justificar su silencio ante los supuestos abusos, en el expediente aparece el testimonio de su propio padre, quien contó que el 28 de enero (un día antes al homicidio de Selene) hablaron por teléfono y su hija le dijo que estaba todo bien. Asimismo, las cámaras de seguridad del lugar de trabajo de Lovera confirman que el 28 él llegó primero y después lo hizo Aguirre, por lo que no estaba privada de su libertad. También se confirmó que se podían abrir sin inconvenientes las puertas y ventanas del auto en el que se movilizaban, no como señaló la imputada; al igual que se movía con total libertad por el departamento que compartía con Lovera Así, entre otras cuestiones que se ventilarán en la continuidad del juicio, la investigación fue desestimando todo lo que dijo la acusada.

Jueves 29 de enero del 2015, 5.45: Selene Aylén Aguirre llegó sin vida al Hospital Samic. Según la autopsia, la pequeña sufrió fractura de cráneo con hemorragia interna que derivó en un paro cardiorrespiratorio y ocasionó su deceso. Los médicos que recibieron su cadáver quedaron horrorizados al notar hematomas y excoriaciones en varias partes de su frágil cuerpo. Las marcas de las palizas eran evidentes, lo que confirmó el infierno que padeció la víctima. Incluso, identificaron lesiones compatibles con quemaduras de cigarrillos.

Selene tenía dos años y cuatro meses de vida cuando la asesinaron. Padecía una seria discapacidad y ni siquiera se sentaba ni comía solita. Tampoco hablaba, no podía pedir ayuda ni contar quién o quiénes le pegaban. Era un ser indefenso y la mataron a golpes. Pasaron dos años y medio y casi nadie pide Justicia para Selene, mientras su recuerdo se esfuma en medio del extremismo de género que lucra con su tragedia.




(FOTOS LUCIANO FERREYRA)

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