Julio César, Antonio y Ticha: nunca callaron la injusticia y murieron peleando por aquellos que amaron



Los tres se enfrentaron al poder en busca de justicia para sus seres amados. Los tres lloraron amargamente, se levantaron, marcharon, reclamaron. Los tres se fueron de esta vida cargando la amargura que deja la impunidad, con la bronca y la indignación de saber que los culpables andan por ahí, jactándose de sus fechorías.

El lunes falleció Julio César González, el padre de Silvia Andrea, la jovencita de 15 años que en 2001 fue secuestrada, violada y asesinada en Campo Viera. Tuvieron que pasar 13 años para la realización del juicio por el aberrante crimen. Hugo Dante “Willy” Ríos, hijo del eterno intendente de Campo Viera, Juan Carlos Ríos, fue sentenciado de 18 años de prisión como uno de los autores del secuestro y violación. 

Pero aquí la paradoja -o la burla lisa y llana-, porque a los 18 días de estar en prisión, Ríos fue beneficiado con una excarcelación extraordinaria por “buena conducta”, según el criterio del Tribunal Penal Uno de Oberá.

En abril de 2016 falleció don Antonio Golemba, padre de Mario Golemba, el muchacho de 27 años desaparecido desde el 27 de marzo del 2008, cuando llegó a Oberá desde Dos de Mayo por una consulta médica. Tiempo después, dos presos declararon que el día de la desaparición -27 de marzo- vieron que efectivos de la Comisaría de Dos de Mayo tenían esposado a Golemba. Escucharon que lo golpeaban y que él decía que no había hecho nada. Luego lo subieron a un móvil y no lo volvieron a ver. 

Ambos testimonios están incorporados en el expediente que se tramita en el Juzgado de Instrucción Uno de Oberá, a cargo de la jueza Alba Kunzmann de Gauchat, quien insiste con que se trató de una “desaparición de persona” y nunca dio lugar al careo entre los testigos y los uniformados que entonces se desempeñaban en la Comisaría de Dos de Mayo, tal como pretende la defensa de la familia.

En julio del año pasado falleció Juana “Ticha” Bárbaro, hermana de María Elena “Marilyn” Bárbaro, quien en 2004 fue asesina en su casa de Oberá. Por el hecho fueron imputados cinco jóvenes, entre ellos el Matías Ortiz, hijo de Marlene Carvallo, quien entonces era diputada por el oficialismo provincial. 

Ortiz permaneció cuatro años recluido en una clínica privada y luego fue liberado, tras una interminable seguidilla de recursos y estrategias defensivas. La causa no tiene detenidos, ni siquiera fue elevada a juicio y el crimen sigue impune.

Julio César, Antonio y Ticha, tres valientes misioneros que enfrentaron al poder en busca de justicia. Perdieron la lucha. Ganaron los malos. Pero tal sirva de consuelo que nunca se callaron y murieron peleando por aquellos que amaron.



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